Los efectos del burnout son: Baja realización personal, estado de hipervigilancia y agotamiento emocional. 

Hay estructuras cerebrales que se ven modificadas en las personas que sufren burnout. El hipocampo, encargado de la memoria a corto plazo ve reducido su tamaño, de ahí que aparezcan problemas de memoria. La amígdala, por otra parte, aumenta de tamaño lo cual se traduce en un estado de alerta constante. Otro área afectada es el córtex prefrontal, encargado de la búsqueda de estrategias, solución de problemas, razonamiento crítico … el córtex prefrontal está menos activado, por lo que las personas que sufren burnout sienten que tienen la cabeza embotada, que no son capaces de gestionar las situaciones que antes solucionaban sin mayor problema. 

El agotamiento emocional y las neuronas espejo.

Las neuronas espejo simulan en el cerebro la intención y acción del otro para comprender su estado.

Cuando una persona sufre de burnout, sus neuronas espejo no funcionan tan bien como deberían por lo que su capacidad para empatizar y conectarse con los demás puede disminuir.

Imagina a Ana, una enfermera que ha estado trabajando muchas horas sin descanso. Con el tiempo, comienza a sentirse agotada y emocionalmente distante. Normalmente, cuando un paciente está ansioso, Ana puede sentir su ansiedad y ofrecer consuelo. Pero con el burnout, Ana encuentra difícil sentir esa empatía. Sus neuronas espejo no responden como antes, y se siente desconectada, como si estuviera en piloto automático.

Piensa en las neuronas espejo como en un par de gafas mágicas que te permiten ver y sentir lo que los demás están experimentando. Cuando alguien sufre de burnout, es como si esas gafas se empañaran. No importa cuánto intentes limpiar las gafas, la niebla del cansancio y el estrés hace difícil ver claramente las emociones de los demás. Esto puede hacer que la persona se sienta aislada y menos conectada con su entorno.