El maltrato psicológico en el trabajo afecta especialmente a quienes han mantenido altos estándares éticos y profesionales a lo largo de su vida. Este texto explora cómo enfrentar esta situación, la importancia de valorarse a uno mismo y la necesidad de adaptarse en un entorno laboral tóxico.
En muchas ocasiones recibo a personas que vienen preocupadas por su trabajo. Tienen una vida familiar estable, amigos, inquietudes… son personas totalmente funcionales, pero reciben maltrato psicológico en su trabajo.
No todos reaccionan de la misma manera ante el maltrato psicológico en el entorno laboral. Este tipo de abuso afecta especialmente a un grupo específico: aquellos individuos que han cultivado una profunda ética de hacer las cosas correctamente desde temprana edad. En su entorno familiar, se les inculcó el valor de comportarse de manera ejemplar, y han seguido este estándar a lo largo de su vida adulta. Son trabajadores comprometidos, la puntualidad es su norma, y se entregan a su labor como si fueran propietarios de la empresa. Estos individuos, acostumbrados a mantener altos estándares, continúan desempeñando sus responsabilidades de manera ejemplar, convencidos de que, en algún momento, su esfuerzo será reconocido. No obstante, ese reconocimiento nunca llega. En ese punto de su vida toda su estructura mental se desmorona ante sus ojos.
Si te identificas con esta situación, es fundamental entender que el problema no eres tú, sino que estás en un entorno que no te valora como mereces.
A menudo, nos han enseñado que somos responsables de todo, desde nuestra salud hasta la manera en que nos tratan en el trabajo o en nuestras relaciones amorosas. Sin embargo, esto no es siempre cierto. Llegó el momento de evaluar la situación y preguntarte: “¿Estoy haciendo lo correcto?” Si la respuesta es sí, es hora de considerar seriamente la opción de buscar un nuevo empleo donde te valoren.
Si, por otro lado, te encuentras en una posición económica que te impide cambiar de empleo de inmediato, tendrás que aprender a adaptarte en el trabajo de una manera diferente a la que estás acostumbrado, aunque esto no esté en línea con tu naturaleza.
En primer lugar, elabora una lista de las funciones que debes realizar (como llegar a la empresa a las 9 de la mañana o presentar informes un día específico de la semana) y otra lista de las tareas adicionales que has estado realizando pero que no son esenciales (como llegar temprano, quedarte fuera del horario laboral, hacer favores, o agregar información extra a los informes). A partir de esta evaluación, cambia tu enfoque hacia uno más moderado y apegado estrictamente a tus deberes esenciales.
Podrías preguntarte si esto significa que estarás menos satisfecho en tu trabajo. La respuesta es un rotundo NO. Ahora, te permitirás tomar un descanso o socializar con compañeros de trabajo, lo que antes evitabas. Realizarás tu trabajo de una manera simplemente competente, sin ir más allá de lo que se te exige. A pesar de que esto no represente tu verdadera valía, seguir “regalando” tu excelencia cuando no se valora puede afectar tu autoestima y tu bienestar, incluso llevándote a la depresión. No vale la pena.
Recuerda: algunas empresas tienen un departamento de Recursos Humanos, mientras que otras parecen tener un departamento de “Recursos Inhumanos”. Evalúa qué tipo de entorno laboral tienes y, si es el segundo caso, adapta tu enfoque. Deja de asumir responsabilidades que no te corresponden.
Sería sumamente gratificante experimentar un crecimiento profesional. No obstante, si te ves atrapado en un entorno laboral inadecuado y no puedes cambiarlo a corto plazo, es crucial que ajustes tu enfoque para responder de acuerdo a las circunstancias. Recuerda, es importante no desperdiciar tus esfuerzos en situaciones que no lo merecen. En otras palabras, evita dar margaritas a los cerdos.
Para obtener información adicional visita el siguiente enlace: https://psicologiaymente.com/organizaciones/tipos-de-mobbing-acoso-laboral