Problemas

 Los problemas forman parte inherente de la experiencia humana. Estos “nudos”, en muchas ocasiones, amenazan con enredar nuestros pensamientos y emociones.

Es fácil caer en la trampa de la rumiación constante, donde las preocupaciones danzan sin cesar en nuestra mente, alimentando la ansiedad y el estrés. Paradójicamente, una gran proporción de estas preocupaciones que nos roban el sueño y la energía nunca llegan a materializarse.

Una gran parte de nuestras preocupaciones se centran en escenarios hipotéticos que jamás se ocurrirán. Un estudio de la Universidad de Cincinnati ,encontró que el 85% de lo que las personas se preocupaban nunca sucedió, y de ese 15% que sí ocurrió, el 79% de los encuestados descubrieron que podían manejarlo mejor de lo que esperaban.

Esta tendencia a anticipar catástrofes inexistentes no solo genera un sufrimiento innecesario en el presente, sino que también nos paraliza, dificultando nuestra capacidad para abordar los problemas reales y presentes de manera efectiva.

Cuando nos enfrentamos a diversos problemas es importante aprender a desglosar ese laberinto en desafíos individuales y manejables.

Al adoptar una perspectiva de “un problema a la vez”, podemos reducir la sensación de agobio, recuperar el control y avanzar con mayor claridad y determinación hacia la resolución.

Recuerda que, si lo necesitas, puedes concertar una sesión conmigo para profundizar en este tema de forma totalmente personalizada a tus necesidades.

Pasos para solucionar tus problemas

Una vez que hemos reconocido la importancia de abordar los problemas de forma individual, la pregunta clave es: ¿cómo lo hacemos de manera efectiva?  Aquí tienes una serie de pasos a seguir que te pueden proporcionar una mayor claridad a la hora de intentar solucionar tus problemas:

1. Define y Clarifica el Problema:

  • Sé específico: En lugar de una vaga sensación de malestar (“Estoy estresado”), intenta definir el problema concreto (“Tengo dificultades para cumplir con los plazos en el trabajo”).
  • Escríbelo: Poner el problema por escrito puede ayudarte a visualizarlo de forma más objetiva y a identificar sus componentes clave.
  • Pregúntate: ¿Cuál es exactamente el problema? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cuándo y dónde ocurre? ¿A quién afecta?

2. Analiza las Causas Raíz:

  • Profundiza: No te quedes en la superficie. Pregúntate “¿por qué?” varias veces para llegar a la causa fundamental del problema, en lugar de tratar solo los síntomas.
  • Considera diferentes perspectivas: Intenta ver el problema desde varios ángulos. ¿Qué factores contribuyen a él? ¿Hay alguna perspectiva que no estés considerando?
  • Recopila información: Si es necesario, busca datos, habla con otras personas involucradas o investiga para obtener una comprensión más completa del problema.

3. Genera Posibles Soluciones:

  • Brainstorming sin juicios: Dedica tiempo a generar tantas soluciones como sea posible, sin preocuparte inicialmente por su viabilidad o practicidad. La cantidad puede llevar a la calidad.
  • Sé creativo: No te limites a las soluciones obvias. Piensa fuera de la caja y considera enfoques innovadores.
  • Busca inspiración: ¿Cómo han abordado otros problemas similares? ¿Qué estrategias se han utilizado en el pasado?

4. Evalúa las Soluciones:

  • Analiza los pros y los contras: Para cada solución potencial, considera sus ventajas y desventajas. ¿Qué recursos se necesitarían? ¿Cuáles podrían ser los posibles resultados? ¿Qué riesgos implica?
  • Considera la viabilidad: ¿Es realista implementar esta solución con los recursos y el tiempo disponibles?
  • Piensa en el impacto a largo plazo: ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de esta solución a corto y largo plazo? ¿Afectará a otras áreas de tu vida o a otras personas?

5. Elige la Mejor Solución (o Combinación de Ellas):

  • Prioriza: Basándote en tu evaluación, elige la solución que tenga más probabilidades de ser efectiva y viable, minimizando los riesgos y maximizando los beneficios.
  • Sé flexible: A veces, la mejor estrategia puede ser combinar elementos de varias soluciones.

6. Implementa la Solución:

  • Crea un plan de acción: Define los pasos específicos que necesitas seguir, establece un cronograma y asigna responsabilidades si es necesario.
  • Sé organizado: Lleva un registro de tus acciones y de los avances que vas realizando.
  • Mantén la comunicación: Si el problema involucra a otras personas, asegúrate de mantenerlas informadas sobre el plan y los progresos.

7. Evalúa los Resultados:

  • Monitorea el progreso: ¿La solución implementada está dando los resultados esperados? ¿Se están resolviendo los síntomas del problema?
  • Sé objetivo: Evalúa los resultados de manera honesta, incluso si no son los que esperabas.
  • Ajusta si es necesario: Si la solución no está funcionando como se esperaba, no dudes en revisarla, identificar qué está fallando y realizar los ajustes necesarios. A veces, es necesario volver a la fase de generación de soluciones y probar un enfoque diferente.

Recuerda: La resolución de problemas es un proceso de aprendizaje. No te desanimes por los obstáculos o los contratiempos. Cada problema superado te aporta experiencia y te fortalece. Al abordar cada problema de manera individual y utilizando estas estrategias, puedes transformar la sensación de agobio en una sensación de control y progreso constante.

Gracias por llegar hasta aquí, espero que esta información te sea de utilidad. 

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